Sugerencia al lector: preparate un matecito o un té de boldo antes de empezar a leer porque este post quedo medio largo che!!
El camino hasta Tucumán fue bravo, como comento algún botón anónimamente Lucas andaba flojito de vientre asique nuestro amigo el papel higiénico nos acompañó los 87km en el cuerno de la bici. Cosas que pasan, dijo Larralde. Llegamos a las 18hs a la ciudad con el cielo cubierto y luego de pedir alojamiento en un par de iglesias terminamos en el cuartel de bomberos, pero equivocadamente caímos al de bomberos policías en lugar de al de bomberos voluntarios, y digamos que no es el mismo ambiente. Por ejemplo en este había policías procesados detenidos que vivían dentro del cuartel en lugar de en una cárcel común y silvestre “porque son policías” según sus propias justificaciones para el hecho. Sin comentarios.
El camino hasta Tucumán fue bravo, como comento algún botón anónimamente Lucas andaba flojito de vientre asique nuestro amigo el papel higiénico nos acompañó los 87km en el cuerno de la bici. Cosas que pasan, dijo Larralde. Llegamos a las 18hs a la ciudad con el cielo cubierto y luego de pedir alojamiento en un par de iglesias terminamos en el cuartel de bomberos, pero equivocadamente caímos al de bomberos policías en lugar de al de bomberos voluntarios, y digamos que no es el mismo ambiente. Por ejemplo en este había policías procesados detenidos que vivían dentro del cuartel en lugar de en una cárcel común y silvestre “porque son policías” según sus propias justificaciones para el hecho. Sin comentarios.
Por lo comentado anteriormente los jefes nos permitieron armar la carpa en el galpón donde guardaban los camiones. Nos instalamos, fuimos a conocer el centro tucumano y terminamos comiendo unas pizzas en un centrito cultural de por ahí [“una pizza es un desliz que puede prolongar la dolencia dos o tres días más” decía el médico al día siguiente antes de darme una inyección que me hizo ver las estrellas – Lucas -] Los dos días siguientes la lluvia no cesó entonces aprovechamos para conocer la ciudad de Tucumán, descansar, curarnos, leer y hacer tiempo para no volver al cuartel hasta la cena. Luego de cenar con uno de los muchachos en el cuartel, nos contó que él estaba siendo procesado por acuartelamiento, otro por asesinato y los demás no le entendimos (la velocidad de diálogo de los tucumanos es bastante alta). Al otro día nos regaló unas frutas y una sopa que tenía.
La salida de Tucumán fue difícil, luego de pedalear dos horas perdidos por sus calles logramos salir a la ruta. El día amenazaba lluvia y los cerros que se veían desde la ruta estaban cubiertos de nubes. Luego de pedalear 15km entre cañaverales la amenaza se volvió un hecho asique pedaleamos otros 15km bajo el agua para llegar a Famaillá empapados.
Allí, porfiados los muchachos, terminamos en una especie de base de la policía municipal ya que fue el primer techo que encontramos. Nos cambiamos la ropa mojada por ropa húmeda (el agua se filtró un poco, no compren alforjas “Ruca” jaja) excepto las zapatillas que son las únicas que llevamos y un simpático milico nos invitó a pasear por el pueblo en su auto. Resulta que el simpático policía se había fumado un caño antes de ir al laburo y en el paseo estuvo por demás hablador contándonos, a modo de viveza, varios “chanchuyos” policíacos. Cuando uno sale a conocer conoce todo ¿no?
Olvidamos comentar que Famaillá es un pueblo tucumano, que ostenta el título de capital nacional de la empanada. Así que esa noche fuimos a verificar la validez de ese gran título al restaurante de la “reina de la empanada 2012”… y tampoco eran gran cosa eh! Eran ricas pero tampoco LA empanada. Me quedo con las de mi madre diría Lucas después de clavarse una docena. ¡Qué hijo de p…!
Al otro día, para variar, amaneció lloviendo asique luego de una polentita pasamos una tarde de viejos (el pueblo no se prestaba para otra cosa), jugando al ajedrez, leyendo y dándole duro al café con coñac para aguantar el frío y las patas mojadas. Las zapatillas no se secan de un día al otro che.
A la otra mañana nos levantamos temprano, de noche, y preparamos todo para pedalear aunque llueva. Desayunamos y arrancamos nomás. ¡No llovió! Pero luego de 20 planos kilómetros nos encontramos con la selva de yungas tucumana, donde la ruta sube y sube cual si fuera la bandera del amor (para todos los que estén pensando qué pavos, sí sí somos pavos, pero la pasamos lindo).
La ruta era bravísima pero el paisaje increíble. Mucha humedad, vegetación de todo tipo, arroyos y las nubes a la altura de nuestros hombros. Luego de subir 20km con una pendiente bastante pronunciada llegamos a un gran monumento al indio literalmente empapados en sudor, desentonando con las bajas temperaturas y los emponchados turistas.
En la Casita de Tucumán o Casa Historica segun los tucumanos.Pedaleando entre cañaverales a la salida de San Miguel de Tucumán.
Santi adentrándose en la selva de yungas.
Camino a las yungas!
Abajo se ve el camino, desde alli veníamos pedaleando.
Cagado de frio en el monumento al indio.
Con la nube ahi nomás!
Luego de un descanso, juntamos coraje (ayudados por un traguito de vodka barato) y arrancamos nuevamente. El coraje fue en vano ya que quinientos metros más adelante nos estaba esperando una F100 que nos había cruzado y se apiadó de nuestras flacas patas. Nos ofreció llevarnos hasta El Mollar, a solo 6km de Tafí del valle, donde esperábamos llegar para esa noche. Lo dudamos eh, más o menos una milésima de segundo. ¡Arriba changos! Gritó el chofer y ahí nomás nos tiramos con los bártulos en la caja. El camino fue duro hasta en camioneta, curvas muy cerradas y siempre en subida, con poca visibilidad por estar entre las nubes. Ya en el Mollar sacamos unas fotos y pedaleamos los 6km faltantes hasta Tafí del Valle. Allí nos comunicamos con Victor, un compañero del laburo del padre de Santi, quien nos llevó a su casa y nos presentó a su familia. Gracias a su hospitalidad, pudimos por fin secar la ropa y dormir calentitos (¡maricones los changos!)
Luego de un descanso, juntamos coraje (ayudados por un traguito de vodka barato) y arrancamos nuevamente. El coraje fue en vano ya que quinientos metros más adelante nos estaba esperando una F100 que nos había cruzado y se apiadó de nuestras flacas patas. Nos ofreció llevarnos hasta El Mollar, a solo 6km de Tafí del valle, donde esperábamos llegar para esa noche. Lo dudamos eh, más o menos una milésima de segundo. ¡Arriba changos! Gritó el chofer y ahí nomás nos tiramos con los bártulos en la caja. El camino fue duro hasta en camioneta, curvas muy cerradas y siempre en subida, con poca visibilidad por estar entre las nubes. Ya en el Mollar sacamos unas fotos y pedaleamos los 6km faltantes hasta Tafí del Valle. Allí nos comunicamos con Victor, un compañero del laburo del padre de Santi, quien nos llevó a su casa y nos presentó a su familia. Gracias a su hospitalidad, pudimos por fin secar la ropa y dormir calentitos (¡maricones los changos!)
Al otro día trepamos unos cerros cercanos con Nicolás, el yerno de Victor, de donde se apreciaba todo el pueblo de Tafí y alrededores y almorzamos unos ñoquis caseros con toda su familia. Al otro día Victor justo tenía que ir a buscar piedras en la camioneta hasta El Infiernillo, la parte más alta del camino, a 15km de Tafí. El negocio fue justo, él nos acercó en la camioneta y nosotros se la llenamos de piedras.
Je! descansando del pedaleo!
Espectacular vista de El Mollar desde la ruta.
Pedaleando el último tramo hasta Tafí.
Vista panorámica de Tafí desde el cerro.
Caminando entre los cerros.
Ñoquis caseros con la familia de Víctor!!
Qué BÁRBAro el pasiaje no?
En el infiernillo!
De allí el paisaje cambió rotundamente. Mucho más desértico, y con grandes valles. Abundan los enormes cactus, sobre todo en la denominada cuesta de los cardones. Ya con un solcito que comenzaba a calentar llegamos a Amaicha del valle, comunidad descendiente de diaguitas, que disfruta de tener el mejor clima del país. Según sus habitantes llueve solo cinco días al año y los 360 restantes los bendice el sol. Allí averiguamos por el camping más barato y terminamos en el de Freddy, gomero de profesión y particular intérprete de extranjeros. Allí conocimos a Mártin, un alemán que viajaba por Latinoamérica en su bicicleta y a Agustín y Ayelén, dos jóvenes marplatenses exiliados de las avenidas. La idea fue cenar en grupo pero Ayelén nos la complicó comprando una polenta no instantánea, asique después de un fallido intento de cocinarla terminamos comiendo unos fideos.
Al día siguiente fuimos a conocer el dique y la cascada El Remate con las bicis vacías. Llegando al dique, como es costumbre, Lucas pinchó su bicicleta. Cuestión que después de conocer el dique dejamos las bicicletas en la casa de una señora y fuimos hasta las cascadas caminando por un sendero que nos indicó dicha señora siguiendo un canal entre la montaña. La cascada estaba realmente espectacular, enclavada en una grieta de la montaña donde no llegaba la luz del sol y en medio de un paisaje de grandes paredones de rocas. Cuando volvimos a buscar las bicis la señora nos regaló un pan casero que comimos con dulce de leche al llegar al camping. Esa noche Lucas se mandó unas pizzas a la parrilla para el grupete. Nos divertimos intentando entablar conversación con Mártin, que no hablaba español, y luego Freddy nos contó de sus raíces y cultura de la comunidad.
Pedaleando los valles calchaquies.Observando el camino por recorrer.
Pequeño cactus en la Cuesta de los cardones.
Cuesta de los cardones.
Haciendo equilibrio al borde del abismo.
Cómo se sentiran Romualda y Madariaga? jaja
Pedaleando por Amaicha.
Monumento al ciclista! General Santiago Mutilba(1991-?) Luchó conta los vientos en contra en la pampa húmeda, las interminables cuestas arriba del norte, y ni sabe lo que le espera!
Fabricacion de ladrillos de adobe, tipico en la zona.
Camino a las cascadas El Remate, por el sendero entre la montaña.
Me estas cachando!
Las cascadas en cuestión.
Santi.
Lucas.
Santi y su amiga la altura.
Haciendo equilibrio en la vuelta de El remate.
Ayelén y Agustin, marplatenses.
Al día siguiente seguimos pedaleando. Llegamos a las Ruinas de Quilmes, donde observamos y aprendimos de las majestuosas construcciones de los antiguos indios. Allí un señor se acercó a conversar ¡y resultó ser necochense! Luenga, otorrinolaringólogo, que andaba de vacaciones por el norte con su señora. Nos mostraron fotos de su viaje y nos regalaron un dinero con el objetivo de que pasemos la noche en un hostel, que más tarde se convertiría en comida. Mientras almorzábamos, los trabajadores de las ruinas nos regalaron unos choripanes y unas porciones de torta, ya que festejaban el día del trabajador con un asado. Con la panza llena seguimos pedaleando hasta Colalao del Valle, una comunidad de unos 1800 habitantes atravesada por la famosa ruta 40. Estas comunidades del norte, a diferencia de los pueblos, tienen cacique además de intendente y a la municipalidad la llaman comuna. Increíblemente terminamos acampando gratuitamente en el patio de un hotel.
Al otro día comenzaron a verse viñedos en la ruta. Dejamos la provincia de Tucumán para comenzar a pedalear la provincia de Salta. El espesor de las cubiertas ya disminuyó notablemente sintiendo los 2500km pedaleados. Y ya gastados los parches de repuestos, las pinchaduras siguieron. Tuvimos que llegar a Cafayate inflando, pedaleando unos agitados 500 metros, inflando, pedaleando otros más agitados 500 metros y así sucesivamente. Esta modalidad de pedaleo requería de combustible: entramos a conocer la bodega Etchart y luego de las degustaciones de las distintas variedades de vino (que para nuestros paladares son todos iguales, vino), seguimos pedaleando. Ya en Cafayate, y bastantes cansados, comimos y fuimos a conocer la bodega La Banda y el museo de la vid y el vino. La noche la pasamos acampando en un río seco que pasaba por las afueras del pueblo, casi abajo del puente.
No se asuste compañero!
Con Luenga y su señora.
Ruinas de Quilmes.
Pedaleando entre viñedos.
Bodegas Etchart.
Problem!
Los mansos burritos de Cafayate.
Entre toneles en la bodega La Banda.
Santi experimentando con el ISO de la cámara, un desastre!
Viñedos a lo lejos.
Arte en toneles, museo de la vid y el vino.
No hace falta epígrafe.
Al otro día nos levantamos temprano y le colocamos ¡nueve parches! a las cámaras. Ya con las bicis listas y la esperanza de no volver a pinchar seguimos pedaleando. A los pocos kilómetros de Cafayate el paisaje vuelve a cambiar. Se comienzan a ver grandes montañas de todos colores. No hay una igual a la otra. Luego de visitar la llamada Quebrada de las Conchas llegamos a Santa Bárbara, un pequeño caserío al costado de la ruta, perdido entre las montañas. Allí al enterarnos que no había un solo almacén, sólo unas ocho casitas, cagados de hambre prácticamente obligamos a un hombre a que nos venda unas galletitas de su almacen cerrado ya que solo trabajaba en verano. Acampamos y al otro día temprano arrancamos.
La ruta estaba muy buena pero el paisaje mejor. Conocimos a un hombre que se dedicaba a fabricar y vender ocarinas en la ruta. Luego de escuchar su historia y unos temas que con ese paisaje y ese sonido te hacían poner la piel de pollo seguimos pedaleando. Paramos a conocer El Anfiteatro y La Garganta del diablo, dos cuevas inmensas de rocas formadas por la erosión y el tiempo, para luego frenar a comer unas empanadas salteñas buenísimas en Puente Morales, una casa aislada al costado de la ruta donde vive una familia dedicada a la venta de empanadas y quesos de cabras. Nos encontramos con Marcos, un inglés que pedaleaba de Santiago de Chile a Bolivia. Comimos con él las empanadas y luego seguimos juntos por la ruta. Cambiamos las bicis pero solo un rato, ya que el cambio lo perjudicaba notablemente. Al llegar a Alemanía, a las 15:00hs, nosotros entramos y él siguió viaje.
Estos norteños que no saben manejar en la arena! Médanos cerca de Cafayate.
Las muchachas en tierra colorada.
En el corazón de la montaña.
Cual 127 horas
Meta pedal nomás!
Las raras formas que la erosión le dió a las rocas.
Típicas casas en la ruta, con ventas de productos regionales.
Un sapo!!!!!!!!!!!!
Viñedos alumbrados por la luna.
Delirantesxahí.
La garganta del diablo.
él y sus piedritas
La garganta del diablo.

Lucas y Madariaga
Con Marcos
Alemanía es un paraje de unos quince habitantes, que alguna vez fue pueblo, antes de que las vías del ferrocarril sean abandonadas allá por 1971. La estación, construida en el año 1916, se conserva bastante bien. La gente de Alemanía vive de sus animales y pequeños cultivos. Nos dirigimos al único bolichón del pueblo. Luego de comprar unas galletitas y charlar un rato, el vendedor, Carlos Calixto, don Cali para sus amigos, nos invitó a tomar unas cervezas a temperatura ambiente en su rancho. Resultó que don Cali era un borrachín descendiente de Coyas. Luego llegó Chavez, un paisano del paraje, a quien también le gustaba la cerveza.
- ¿Qué anda haciendo don Chávez? - Preguntó Cali.
- Aca andamos, poniendo un rato el lomo al sol - Respondió Chavez mascando coca.
Luego de charlar un rato con Chavez, porque don Cali ya se había quedado dormido en la silla, llegó Alejandro, otro paisano del paraje. Con ellos jugamos al sapo. Este es un juego típico del norte, en el que se tiran unos tejitos de bronce a un tablero con tres sapos de bronce con la boca abierta, una cara con la boca abierta que llaman la vieja, y otros agujeros. Depende donde se emboque el tejito se van sumando puntos. Apostamos un vino Alejandro y Chaves contra nosotros, los dos forasteros, e increíblemente ganamos. La revancha fue por la soda pero la suerte ya no corrió de nuestro lado. Luego de tomarlo con ellos, partimos para armar campamento a la orilla del río. Pero nos encontramos con otra joda: Guillermo con su padre y sus hermanos. Esta familia salteña había pasado allí el día y ya se estaban yendo. Al sacar la guitarra decidieron quedarse. Guillermo y su padre resultaron unos grandes cantores de folklore. Entre zambas, chacareras y más vino, comimos entre todos las sobras del asado que se habían mandado al medio día y la joda siguió por otras dos horas. Luego ellos se fueron y nosotros, iluminados por una gran luna llena, logramos armar la carpa.
Al día siguiente, después de levantar campamento, fuimos a saludar a don Cali, quien se tomó un buen tiempito para lograr reconocernos.
- ¡Ah ustedes son los muchachos de anoche! – dijo don Cali sonriente.
Ese día pedaleamos unos 10km y al llegar a Talapampa, nos enteramos que el pueblo estaba de fiesta patronal. Asique allí nos quedamos a conocer la típica fiesta patronal norteña. Misa, procesión, desfile de caballos y gauchos, pollo y locro y unos músicos dándole a los gatos, zambas y chacareras. Después de bajarnos dos buenos platos de locro seguimos hasta La Viña, un pueblito un tanto más grande que los que veníamos visitando, pero tampoco gran cosa. Nos dejaron armar la carpa en una especie de polideportivo municipal.
Al otro día nos pusimos las pilas y pedaleamos los 85km que nos separaban de la ciudad de Salta. Una vez allí, y luego de varias vueltas y de enterarnos que el camping municipal estaba cerrado por refacciones, terminamos en el cuartel de bomberos, pero esta vez acertamos, eran bomberos voluntarios.
Con don Cali.Cháves jugando al sapo.
Santi y el monoambiente: libre de espensas, gas, luz y agua.
Puente del ferrocarril
Procesión de la Virgen del Valle
Los gauchos de Talapampa
La Virgen Gaucha.
Pequeña jinete de Talapampa
Aproximadamente en unos 15 días estamos saliendo del país, aunque dan ganas de seguir pedaleando por nuestros hermosos paisajes y gente, asique todos aquellos que se quieran comunicar aprovechen ahora porque los celulares probablemente van a dejar de funcionar, o si funcionan sale algo así como cuatro dólares el minuto, y nos vamos a quedar comunicados sólo por mail:
Lucas: cel - 2214195254 mail- lukitas_phhc@hotmail.com
Santiago: cel- 2235454403 mail- saanti_m@hotmail.com















































































Ya van a salir del país muchachos!! no les costo nada! mas buenas vibras y mas buena suerte!
ResponderEliminarQuiero conocer el monumentoo a Santi, sin duda alguna...teerribles paisajess!
Sigan metiendole ruta nomas, que estan para eso.
coñac, vodka, vino... si sabia me iba con uds!
ResponderEliminarcomo me rio leyendo lo que escriben, les deseo lo mejor en estos dias que siguen! sigan escribiendo!
Saludos desde la Plata!
Excelente aventura chicos los felicito, sigan disfrutando la experiencia y escribiendo.
ResponderEliminarMucha suerte y buena pedaleadaa!! saludos desde Necochea.
Barbi..
Lucas! SE TE EXTRAÑA...Euge
ResponderEliminarNo paro de reírme con esto! jajaja, son unos genios, mucha suerte!
ResponderEliminarAca va el comentario Lucas, por fin pude!!! como ya te dije por telefono re lindas todas las fotos, lo que escriben, me hacen reir mucho. Cuanta barba tienen jajaja, que sigan disfrutando de todo esto delirante y lo mejor para lo que se viene!!!!! Saludos para los dos.
ResponderEliminarBianca
gracias x compartir momentos nos animamos y entramos; sarpado sigan pedaleando y haciéndonos disfrutar muchos abraso de MILLY, DIEGO, PÍA, TÍA VALE Y TÍO JORGE
ResponderEliminarayer me encontre a la rata laly, estaba sentada en el cordon....
ResponderEliminarayer me encontre a la rata laly, estaba sentada en el cordon....
ayer me encontre a la rata laly, estaba sentada en el cordon....
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espero que para cuando vengan se la allan aprendido toda jjajaja abrazo grande!!!
Muy bien chicos!! sigan así que esto recién empieza.
ResponderEliminarSaludos desde La Plata!
hola santi, espectacular las imagenes que pusieron, la pucha que vale la pena andar en biciiiiiiiiiii........ saludos y sigan que queremos ver mas besos lore y jorge
ResponderEliminarmuy buenas fotos changos! saludos desde Cafayate...ya pasaron x ak'la proxima les hago probar unos vinitos pateros! salú!y fuerza...
ResponderEliminar'sacha' santiago