lunes, 28 de mayo de 2012

Último trayecto argentino

Aclaramos que este post lo hicimos desde Bolivia, bastante apurados, donde el internet no es de lo más accesible y rápido, asique no prometemos nada. Tampoco sabemos cuando lo vamos a poder actualizar, pero paciencia que en algún momento lo vamos a hacer...

Pasamos el día en el cuartel reacondicionando las bicis, cambiamos cubiertas, arreglamos el portaequipaje de Santi, y demás problemas mecánicos que empiezan a surgir con los kilómetros. Ese día se cumplían dos meses en ruta. Los festejos se hicieron notar.
Al otro día vencido el permiso de estadía en el cuartel surgió un contacto en Salta: Willis, amigo del cura de Necochea. A la tarde fuimos a golpearle la puerta. Willis nos recibió como si fuésemos sus hermanos, nos hizo pasar a su casa y luego de unos mates se fue a una reunión dejándonos sus llaves.
Durante los tres días en su casa descansamos, actualizamos el blog y, guiado por Willis, conocimos las maravillas de Salta. Después de permanecer tres días bajo techo nos largamos a la ruta y a los pocos kilómetros prrrrrr ¡lluvia! Pedaleamos los noventa kilómetros hasta San Salvador de Jujuy (capital de Jujuy) bajo una llovizna molesta y constante que terminó penetrando las ropas, pero sin duda valió la pena. Evitando la ruta llana y transitada pedaleamos por un camino de cornisa, por partes entre nubes, y una vegetación húmeda y abundante. Entre extensas subidas y bajadas la provincia de Jujuy nos dio su bienvenida. A las 18hs logramos llegar a su capital, donde luego de pedir alojamiento en una iglesia barrial (sin resultado) fuimos a descansar y tomar unos mates a la plaza principal. Ya de noche e informados de los altos precios de los hostel y las altas distancias a las que se encontraban los camping (20km el más cerca) pedimos alojamiento en la catedral. Siendo sinceros, fuimos con pocas expectativas pero nos terminaron sorprendiendo. Tuvimos que esperar una hora y media en la puerta hasta que el cura se desocupe para que luego nos presten un salón para pasar la noche, con la condición de que a la mañana siguiente lo desalojemos a las nueve para que den una clase. Ya instalados fuimos a conocer la noche jujeña.
Al otro día cumplimos con el pedido: justito a las nueve dejamos el salón. Dimos unas vueltas y volvimos a la catedral a dejar las bicis un rato para poder conocer Jujuy. Tomamos un colectivo y fuimos a conocer una feria en las afueras de Jujuy. ¡Señora feria! Ropa, comedores, ferretería, bicicletería, sandguchería, ería, ería… todo en unos pasillos con puestos de lonas y los vendedores anunciando los bajos precios de sus productos.
Al volver a la catedral nos encontramos con la sorpresa de que las puertas estaban cerradas. Recién a las 18hs pudimos sacar las bicis. Sin tener donde dormir, comenzamos a pedalear con la idea de acampar en la ruta, en las afueras de San Salvador de Jujuy. Terminamos acampando en un estacionamiento de autos, que alguna vez fue camping, y que su dueño no presentó inconvenientes.
Al día siguiente nos levantamos temprano y pedaleamos hasta Purmamarca. Llegamos a las 18hs, asique mientras descansábamos en la plaza cayó el sol. Allí nos encontramos con un particular ciclista alemán con rumbo Chile. Ya de noche caminamos la ribera del río buscando un lugarcito plano para armar la carpa pero fue imposible. Caminamos bastante pero era una playa de piedras. En un momento tuvimos que subir a la ruta porque ya no se podía caminar más y vimos una carpa en el fondo de un terreno. Entramos a preguntar y era un camping bastante barato. Nos instalamos y comimos un guisito con las tres chicas dueñas de la carpa que estaba en el camping. Resultó ser el cumpleaños de una de las tres viajeras asique también estuvimos festejando.
El siguiente día lo pasamos en el pueblo, conociendo el cerro de los siete colores, las antiguas callecitas de Purmamarca, comiendo y tocando la guitarra con las chicas.
A la otra mañana pedaleamos hasta Tilcara, donde fuimos a conocer las ruinas del Pucará de Tilcara, su historia, el museo antropológico de Tilcara y a las 19hs fuimos a ver un documental sobre El malón de la paz, a donde concurrió la hija de uno de los integrantes de El malón y nos contó su testimonio. A las 23hs recién pudimos ir a acampar a la ruta. El frío en las noches comienza a interrumpir el sueño poniéndose un tanto molesto.
                                                                     Salta de noche


                                                           Con Wiilis en el cerro San Bernardo



                                                                            ¿Salta?


                                                      Feria de Purmamarca


                                          Cerro de los siete colores de fondo


                                                        Camping de Purmamarca


                                                             Por las calles de Tilcara


                                                         Puente camino al Pucará


                                                                    Ruinas del Pucará


Pequeño tirante de cardón (cactus)


Ruinas 



Ruinas


Nos levantamos cagados de frío y armamos las bicis entre la escarcha. Pedaleamos hasta Humahuaca donde también llegamos a las 18hs, y mientras descansábamos en la plaza se hizo la noche. En el rato que estuvimos en la plaza nos ocurrieron varios sucesos. Entre ellos le “chorearon”  el celular a Santi, otro hombre se le acerco diciéndole que era muy parecido a Cristo “si, si, usted es muy parecido a mi Cristo”, y unas mochileras junto a un muchacho  nos dijeron que estaban parando en lo de Raúl Prchal y que había lugar para que vayamos.
Indecisos, para ver si acampábamos por ahí o íbamos a la casa de este tal Raúl donde supuestamente era un albergue de locos, borrachos y viajeros, tiramos la moneda y salió Raúl. Fuimos y dicho y hecho, era un albergue de locos borrachos y viajeros. Entramos a su casa de adobe, o castillos de adobe como él lo define, y había unas ocho personas charlando a la luz de una vela, entre cuatro paredes escritas con frases como “La realidad no existe”, una cabeza de muñeca y una mano colgando del techo, cajas de vino sobre la mesa, una vieja que no paraba de cantar coplas y bagualas como si fuese una música de fondo, y un ambiente indescriptible. Nos sumamos a la charla y se comenzó a hacer una comida comunitaria. Luego sacamos la guitarra y con  un tamborcito de una española que también andaba de paso estuvimos cantando de madrugada. Vale aclarar que para todo esto Raúl, el dueño de la casa, dormía, asique no lo pudimos conocer hasta el otro día. Raúl resultó ser un viejo muy buena onda, escritor, “hippie anarquista”, que toda su vida luchó por formar una comunidad que se autoabastezca de sus cultivos y el sobrante lo troque con el sobrante de las comunidades vecinas.
Camino a Humahuaca



                                                                        Por Humahuaca
Casa de Raúl, donde pasamos la noche
                                                      Parece que a Raúl le gusta el vino ¿no?
Una vida de hippie: Raúl Prchal dedicándonos los libros

Habitación de Raúl

Angostas callecitas de Humahuaca

Santi, Raúl y Lucas

Condiciones de alojamiento

www.raulprchal.com.ar

Luego de comprarle cuatro de sus libros y de que nos los dedique firmándolos con una pluma y tinta china, nos despedimos de él y de todos los presentes para pedalear hasta Iturbe, desviándonos unos 4km de nuestra ruta con la idea de ir a conocer a dedo Iruya, ya que son unos 50km entre montañas, por un camino de piedra muy golpeado.
Iturbe es un pueblesito muy pequeño entre montañas, que al igual que cientos de pueblos, “decayeron” al cerrarse las vías del ferrocarril. Acampamos en la galería de la terminal para refugiarnos del frío.
Al otro día no levantamos temprano, dejamos las bicis en el garaje de una señora dueña del almacén donde compramos el desayuno y fuimos a hacer dedo en la ruta. No sabemos si nuestras caras no son dignas de confianza, los turistas son muy desconfiados o cual fue el punto que falló pero los pocos autos que pasaron, teniendo dos lugarsitos, pusieron escusas como “llevamos muchas valias” y otros pasaron despacito mirando hacia el otro lado o haciéndose los boludos si se quiere. Cuestión que pasamos esa mañana leyendo los libros de Raúl Prchal bajo el sol, al costad de la carretera de piedra justo antes de un arroyito (si o si los autos tenían que frenar para atravesarlo). Frustrados, luego de cuatro horas y media con el dedo gordo atento como una antena que busca señal, volvimos a Iturbe a buscar las bicis. La señora del almacén nos regaló unas naranjas “para que se refresquen” aclaró, y nos indicó un camino en mejor estado que el camino que habíamos hecho para entrar al pueblo: las vías del ferrocarril. Pedaleamos los 5km hasta la ruta principal por las vías entre las montañas. Luego pedaleamos otros kilómetros y llegamos a Azul Pampa, un caserío donde viven, estables, dos familias. Tuvimos la suerte de encontrarnos con don Ignacio, quien nos invitó a acampar a su “patio”. Compartimos un guiso al fuego, ya que Ignacio vive en un cuartito sin gas ni luz y con agua de un arroyo que viene de la montaña, y nos acostamos. ¡Qué frío! En esta zona y a estas alturas caen unas terribles heladas por las noches.
A la otra mañana Santi se levantó a las 6:15hs y ayudó a Ignacio a encender el fuego bajo las estrellas. Mateando se hicieron las 7:30hs que salió el sol por entre las montañas y Lucas congelado del mono ambiente.  Recién a las 9:30hs el sol comienza a calentar poco a poco, derritiendo el hielo de los pastos.
         Locomotora Castro

 Dificultades del camino
Sin palabras

Caminos rurales



Patio de Ignacio

Cenando con Ignacio


Más tarde llegó Rueda, hermano de Ignacio y el encargado de los cultivos de la familia. Le preguntamos si no tenía un trabajito o alguna changuita para darnos y desgraciadamente, el corajudo dijo que sí.
Llevamos los rollos de alambre y los postes a la banda (el otro lado del arroyo) bajando y subiendo por unas quebradas. Luego hicimos unos ocho viajes acarreando bolsas de papas desde la banda al cuarto de Ignacio (unos quinientos metros aproximadamente). Y parece que Rueda se tomó muy a pecho eso de la changuita porque después de lo nombrado nos puso a cosechar papas. Vale aclarar que entre viajes y viajes comimos, junto a su familia, un guisito buenísimo, con papas de sus cultivos e hígado de cordero.
Más tarde nos alcanzó los 20km que nos faltaban para Tres Cruces, ya que tenía que ir a trabajar en su camión a una mina de por ahí cerca. Allí nos instalamos ya a la tardecita en una construcción abandonada para aguantar el frío.
Al otro día pedaleamos hasta Abra Pampa por un hermoso camino de montaña, donde pasamos la tarde y a la noche nos prestaron un cuartito donde guardan materiales en el polideportivo.
Tempranito, luego e comer unos panes en la plaza comenzamos a pedalear. El camino fue bastante plano, menos los últimos 10km antes de llegar a La Quiaca (último pueblo argentino). Así como en la provincia de Buenos Aires o en la provincia de La Pampa en los corrales y campos se ven vacas y caballos, aquí en el norte se ven llamas, mulas y burros. En La Quiaca nos prestaron un cuarto que tienen de albergue en el complejo de deportes, donde conocimos a Pablo, un colombiano que andaba viajando por América, a veces en colectivo y a veces como polizonte en los barcos. También nos dejaron nadar en la pileta cubierta del complejo, utilizar las duchas y demás comodidades.


Los pequeños postes de alambrado

Hombreando papas

                                                                    Almorzando con la pionada
                                                                    Cosechando papas



                                                 Punto más alto de nuestro trayecto por Argentina

                                                               Llamas en la ruta


El borde del mapa, al otro lado del puente se ve Villazón (Bolivia)


3 comentarios:

  1. Ufffff esto se esta poniendo cada vez mas bueno!!! Que hermosos paisajes chicos, disfruten de cada pedaleada que para eso estan!!! Saludosssss!!!!
    Bianca

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  2. Buenoooo.... creo que por fin me enterè como escribirles... casi me cuesta más esto que a uds. hacer los 300o km....cómo están????? aparte del frío que se siente en las fotos y los inconvenientes propios de esta travesía, todo lo que cuentan es emocionante, divertido, lleno de vida y de otras culturas tan diferentes en nuestra misma patria... los relatos son muy pero muy buenos... se nota que tuvieron buenas profes en el colegio...jajaja.... y las fotos impresionantes, desde adentro, no fotos de turistas... ahora comienza quizàs lo mejor... que lo siga disfrutando y desde aquí todo el cariño y permanentemente nos acordamos de uds....besos, muchos cariños y abrazos cálidos para soportar el frio... ya saben quien escribe...

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