miércoles, 18 de abril de 2012

Por las sierras de Córdoba


  Se largó la tormenta y como es costumbre la carpa la habíamos armado así nomás, con pocas estacas y muy flojita, consecuencia: el agua entró en la carpa. “¡La puta madre!”. Segunda consecuencia: hubo que salir de la bolsita, meter las patas en el barro y trasladar el tolderío a una especie de porche o entrada del club comunal de Alpha Corral. La lluvia no cesó en todo el día asique los libros nuevos y la bolsa de dormir que le había regalado el día anterior el papá de Lucas nos vinieron como anillo al dedo. Por suerte la policía no se percató de nuestra presencia “invasora”  y pudimos pasar el día y la siguiente noche protegidos de la tormenta.
  Por fin, luego de varios días sin pedalear y ya extrañando la ruta, volvimos al ruedo. Pero la ruta estaba distinta, le habían salido algo así como unos chichones, ¡qué lomas!. Como si esto fuera poco los tipos se dieron el lujo de pedalear 20km de sierras por el camino incorrecto. Luego si por caminos rurales con tremendas subidas pero con sus consecuentes vistas del paisaje llegamos a Río de los Sauces, un tranquilo pueblecito al costado del arroyo donde pasamos el resto del día y pernoctamos.
  Luego de unos amargos con pan y dulce salimos al camino. Este fue muy duro y cansador, con unas subidas y bajadas pronunciadas, muchos pozos y piedras de punta y un solaso pegando en el medio del lomo. Pero tuvo su recompensa en el paisaje, más desértico cuando tomaba altura y lleno de vegetación, con flores y mariposas, cuando el camino bajaba hacia los múltiples arroyos. Nos llamó mucho la atención la cantidad y calidad de corrales de piedra que había en la zona.
  Por fin retomamos el asfalto y tras un almuerzo con su respectiva siesta al lado de un diquesito en La Cruz, llegamos hasta Embalse Río Tercero. ¡Señor dique! Muy imponente. Allí conocimos, sacamos fotos, merendamos y tras unos tragos de fernet convidados por un pesado porteño sabelotodo pedaleamos hasta Villa El Dique donde pasamos la noche en el cuartel de bomberos, previa degustación de la cerveza Córdoba.
  Entre lomas y prolijas cabañas llegamos a Villa General Belgrano con la idea de hacer noche allí. Sus lujosos restaurantes y puestos cerveceros nos dieron una vista panorámica del nivel al que se manejaba la ciudad, asique comimos unas frutas en su plaza y huimos. En la ruta encontramos un hombre con la goma del auto pinchada. Le ofrecimos ayuda y el corajudo la acepto. Santi le cambio la goma y tras una pequeña resistencia protocolar aceptamos los $30 con que se jugó. Con el día salvado seguimos subiendo hasta el Dieque Los Molinos, más pequeño que el anterior pero más encajonado y con una muy buena vista desde la altura de la ruta. Luego de probar el queso y salamín local en varios de sus puestos (no paran de ofrecer muestritas y nosotros no paramos de aceptarlas) y de bajar hasta la base del murallón por una larga escalera, ya a la tardecita, llegamos cansados a Villa Ciudad de América, donde conseguimos para tirar la carpa en el tinglado del polideportivo local.
  Luego de desayunar bajamos los 30km que nos separaban de Alta Gracia, donde nos encontramos otros tíos, pero en este caso de Santi, con los que tomamos unos mates a orillas de El Tajamar, lago artificial construido por los jesuitas en la ciudad, y después de unas pizzas fuimos a visitar la antigua casa de El Che, donde paso su infancia, hoy convertida en museo.
  Esa tarde los tíos regresaron a Córdoba y quedó Agus, primo de Santi, con el que acampamos a orillas de un arroyo y  guitarreamos un buen rato bajo un cielo estrellado y la luz de la luna filtrándose entre las ramas.
  Al otro día, luego de que Agus se tomara el colectivo a Córdoba y nosotros pedalearamos 25km, apareció Nano, tío de Santi, quien nos acompañó los 25km restantes hasta su casa para no perdernos en la gran ciudad. Esa tarde descansamos y terminamos la noche brindando con los parientes. El domingo descansamos uno del otro y cada uno pasó el día con sus respectivos tíos cordobeses.
El Lunes preparamos las bicis y las mentes para un día de lluvia ya que eso decían los pronósticos. Pero para cuando logramos salir de Córdoba (sus cruces, circunvalaciones, rulos y rotondas nos tenían como hámster en un laberinto) el cielo ya había despejado y el sol volvía a pegar en el lomo. Luego de 60km, con su respectivo break literario al medio, llegamos a Jesus María, sede del gran festival nacional de doma y folklore donde, para no perder la costumbre, nos hospedamos en el cuartel de bomberos. Esa noche cenamos unas pizzas y unas cervezas en la plaza mientras escribíamos el diario.
  Al otro día llegamos hasta Simbolar, pequeño pueblo de 400 habitantes, donde preguntamos en un almacén al costado de la ruta si había una iglesia en el pueblo. La gente nos dijo que la iglesia permanecía cerrada pero que podíamos preguntar si nos dejaban pasar la noche en la comisaría, y nos indicó cómo llegar. Cuando estábamos saliendo el hombre nos chifló y nos dijo que dos casas a la izquierda del almacén su hermano estaba construyendo una casa y podíamos pasar la noche allí. Nos acompañó, nos mostró la casa, nos llevó un alargue desde su casa con una lámpara y una manguera. Luego nos calentó agua para el mate y nos regaló facturas. Cuando estábamos armando la carpa regresó y nos invitó a cenar a su casa con su familia, Los Correa. Allí fuimos y cenamos milanesas con puré, guitarreamos un rato y nos volvimos a acostar. La construcción estaba toda oscura y daba una ventana a la calle donde alumbraba la luna, en un cielo estrellado, detrás de un árbol pelado, cual si fuera un cuadro colgado en la pared de la construcción.
  Nos levantamos a las 8:00hs. Armamos las bicis y luego de mates con facturas y una foto con la familia, nos despedimos y nos largamos a la ruta. Cuando frenamos a almorzar en el pequeño pueblo Santa Elena vimos los carteles de los pueblos cercanos (Cerro Colarado 12km. Caminiaga 30km) y empezamos a relacionar con la conocida chacarera:
Caminiaga, Santa Elena,
El Churqui, Rayo Cortado,
No hay pago como mi pago
¡Viva el Cerro Colorado!
Dedujimos que evidentemente allí había vivido Don Atahualpa Yupanqui. Averiguamos y confirmamos nuestra hipótesis. Atahualpa había elegido aquel cerro para vivir y su casa hoy permanecía como museo. Cambiamos los planes y la ruta y nos desviamos para allí.
  El trayecto fue muy duro, el guazo (como dicen en Córdoba) había escondido bastante el rancho, pero valió la pena el esfuerzo. Aprendimos bastante sobre este gran músico y poeta argentino. Luego de hacer noche en el camping municipal partimos con la idea de ya cruzar para la provincia de Santiago del Estero…
                                                                           Atardecer en Alpa Corral

                                                                           Suelen aparecer
                      
                                                              Cenando en Río de los Sauces

El particular puente de Río de los Sauces

                                                                           Camino fiero si los hay

Un saludo a todos los que me conocen

                                                                              Nuestra amiga la ruta

A mi también me sale caminar

                                                                     Embalse Río Tercero

Monstruoso puente en Embalse Río Tercero

                                                                            El perfil de un dandi

Volveremos como ingenieros y con dinero, por ahora croteamos

                                                          Dique Los Molinos

Con el primo Agus en el museo de El Che

Con Nano

                                     Con la flía Piai: Facu, Nano, Adri, Nacho, Agus y Fran


                                     Mural en el campo de domas de Jesús María, representativo del viaje

Con la familia Correa en Simbolar, claro ejemplo de la foto anterior

Llenando el tanque

                                                                     El Cerro Colorado

                                                          Con las cenizas de Atahualpa

De izquierda a derecha: Madariaga y Romualda en la Capataza de Atahualpa

La casita del guazo

                                    En el Cerro Colorado, visto desde la casa de Atahualpa



Aclaración: se nos desconfiguró la cámara y nos quedaron mal las fechas de las fotos, no se confundan. Son todas fotos del viaje, no le presten atención a las fechas.
Otro tema es que Santi perdió su celular en el camino pero encontró otro. Nuevo número: 223 5454403

6 comentarios:

  1. muy bueno todo se re entiende saludos de todos agus

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  2. MUY BUENO TODO SE ENTIENDE TODO SALUDOS DE TDOS I A TODOS AGUS

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  3. GUAUUUUUUU, LA COSA SE PONE CADA VEZ MAS BUENA. PRECIOSAS FOTOS,MUY BUENA LA COMPARACION DE LA HOSPITALIDAD. GRACIAS A TODOS LOS QUE RECIBEN A LUCAS Y SANTI CON TANTO AFECTO,PEDALEAMOS TODOS EN ESTA AVENTURA DELIRANTE LOS QUIERO GRI(MAMI):)

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  4. HERMOSAS FOTOS Y DIVINOS LUGARES.....ME TRAE A LA MEMORIA EMBALSE...UN LINDO FINDESEMANA COMPARTIDI CON LA FLIA DE LUCAS EN UNO DE SUS VIAJES A RIO CUARTO.... CHICOS TODAS LAS NOCHES ESTAN AGREGADOS A NUESTRAS ORACIONES...QUE DIOS Y LA VIRGEN ME LOS SIGA ACOMPAÑANDO...LOS QUEREMOS MUUUUCHO..TIA SU..JAJA

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  5. Sigan asi GENIOS!!! un fuerte abrazo y mucha suerte!

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  6. que buenas fotos y paisajes! sigan rompiendo corazones de las familias de argentina

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