Luego de visitar Cerro Colorado retomamos la ruta 9 con la
idea de cruzar a la provincia de Santiago del Estero. Llegamos a Villa María de
Río Seco, último poblado cordobés, con la idea de almorzar y seguir viaje. Pero
estábamos tirados escribiendo en la plaza y se acercó un pelado a conversar.
Entre palabras nos enteramos que había llegado hace 18 años como mochilero
desde Mar del Plata y que ahora tenía una pizzería. Cuestión que nos terminó
invitando a comer una pizza a la noche así que ahí nomás desistimos de la idea
de seguir viaje a Santiago.
Ya a la tardecita cruzamos a comprar unas galletitas para el
mate en un super. El encargado, que estaba afuera, al ver las bicis se acercó a
conversar, y sin más motivo que el de ayudarnos se comprometió a conseguirnos
donde dormir. Pasado el rato se cruzó a la plaza y nos dijo que lo acompañemos
a la pensión de doña Rita, que él nos pagaba la noche. Así que bue… nos
instalamos y a las 21:30hs nos fuimos a lo de Fido a comer la pizza. Resulta
que la pizzería funcionaba solo como delivery y además era el centro de reunión
de la vagancia río sequense. A la pizza la sucedieron las cervezas y a estas el
vino con pritty (gaseosa cordobesa). Cuestión que terminamos volviendo como a
las cuatro a la pensión a tratar de entrar sin despertar al viejerío. ¡Qué
difícil!
Al otro día amaneció lloviendo así que aprovechamos para
dormir un rato más y actualizar el blog en una escuela cercana en la que nos
prestaron una compu a cambio de contar nuestra experiencia a los chicos en la
formación. Luego si arrancamos para Santiago por unas bravas lomas con un
paisaje de palmeras a sus costados. ¡Si si palmeras! Ese día llegamos a Ojo de
Agua ya a la tardecita, y allí comenzó nuestra habitual odisea por conseguir un
alojamiento gratuito, que en este caso terminó, luego de varias paradas y ya de
noche, en el hospital donde luego de dos horas de burocracia y ya cansados
terminamos durmiendo en una sala de internación.
De allí, muy ingenuos los muchachos, partimos así nomás con
agua y comida para el día con la idea de llegar al próximo pueblo pero resulta
que el próximo pueblo era Loreto a 160km cruzando las salinas.
Por suerte algunos pueblecitos y ranchos había así que luego
de 50km, con una lluvia incluida al medio, llegamos a El 49, un pequeño pueblo
bastante pobre con todos ranchos de barro y los chanchos y gallinas cruzando
tranquilamente por sus calles de barro. Los restos de la vía del ferrocarril
cruzaban por el medio del pueblo. Allí entramos a un bolichón para comprar algo
de comida pero nos terminaron invitando a una sopa de gallina. Almorzamos con
los viejos quienes nos contaron de la presencia del mal de chagas y demás
problemas a los que se enfrentan cotidianamente. Ya con la panza llena cargamos
las cantimploras en la única canilla de agua potable del pueblo y salimos
nuevamente a la ruta. El sol cayó y nosotros estábamos en el medio de la nada.
Acampamos en un claro de barro entre los captus y otras plantas de la zona.
Para todos los que dicen que nunca armamos la carpa vean que a veces también
acampamos en el medio del campo, y tiene su encanto eh! Con el silencio y el
cielo totalmente limpio para observarlo.
Al otro día, sin agua y sin desayuno, arrancamos a pedalear.
El hambre, el silencio y el sol nos acompañaron unos cuantos km. Al visualizar
un rancho nos pusimos contentos y allí fuimos en busca de agua. Una señora muy
amable metió un balde en el aljibe y nos llenó las cantimploras así que le
pegamos derecho hasta el medio día cuando en otro caserío encontramos un lindo
almacencito donde le pudimos tirar un sólido al triperío que ya venía
quejándose. Luego si, esa tarde llegamos a Loreto, comimos unas galletas con
mate en la plaza y nos dirigimos a la iglesia donde el cura nos dijo que no
tenía lugar para hospedarnos porque estaban arreglando su casa pero que pasemos
al rato que veía que podía hacer. Así fue, pasado el tiempo volvimos y nos dijo
que ya había hablado con la caminera y que podíamos acampar allí. Fuimos y los
milicos nos dijeron que nadie había hablado pero que podíamos acampar enfrente.
No conformes volvimos al pueblo y un muchacho nos chifló y nos invitó una
cerveza. Conversando resultó que uno de los presentes era bombero y nos
consiguió hospedaje en el cuartel. Este era sencillo, solo un galpón y una
casilla de madera, pero nuestro anfitrión Emma y su novia Jessi nos trataron de
primera, nos cocinaron y a la otra mañana nos hicieron probar los auténticos
rosquetes de Loreto. Luego Emma nos acompañó hasta la salida del pueblo y tras
una foto y despedida seguimos con rumbo a Santiago.
Almorzamos unas pizzas en un boliche en Arraga y ya a la
tarde llegamos a Santiago donde nos dirigimos a la panadería de Sonia, hermana
de una familia amiga de Necochea. Ella nos llevó a lo de su madre, Cira, donde
tomamos unos mates con tortilla, pancacho, chipaco y demás panes locales y
fuimos conociendo al resto de la familia. La idea era descansar un día y seguir
pero la lluvia y la hospitalidad de Cira y su flía lo impidieron y nos hicieron
quedar unos días más en los que compartimos muy buenas comidas en familia,
dormimos cómodos, lavamos ropa, miramos algunas películas y conocimos la ciudad
de Santiago con sus historias y leyendas gracias a Adrián, uno de sus hijos.
Una tarde conocimos a Viki, una austríaca que andaba de
viaje por América y ahora hacía dos meses que permanecía en Santiago trabajando
en comedores barriales, y como era cliente de Sonia se enteró de nosotros. Ella
nos invitó a una clase de alemán que iba a dar en un colegio así que allí
fuimos con Adrián. Luego le devolvimos la invitación con unas cervezas.
Ya el viernes y cargados de mercadería regalada por Sonia
logramos despegar de Santiago y arrancamos cerca del medio día con la idea de
llegar a Termas de Río Hondo. El camino se hizo largo y nos agarró la noche 10km
antes de llegar asi que tuvimos que pernoctar en una YPF.
Ya si a la otra mañana llegamos a Termas donde luego de averiguar en varios camping nos instalamos en el más barato. Después de casi un mes y medio de viaje por primera vez pagamos por dormir. Pasamos el resto del día metidos en las aguas termales del camping. ¡Un espectáculo! Al otro día amaneció lloviendo asi que no tuvimos otra opción que quedarnos otro día desfrutando de las aguas termales. Ya a la noche nos mudamos del camping a enfrente, un lugar público donde pasamos la noche y al otro día bien temprano armamos las bicis y luego de desayunar en una plaza comenzamos a desandar los 87km que nos separaban de Tucumán.
Ya si a la otra mañana llegamos a Termas donde luego de averiguar en varios camping nos instalamos en el más barato. Después de casi un mes y medio de viaje por primera vez pagamos por dormir. Pasamos el resto del día metidos en las aguas termales del camping. ¡Un espectáculo! Al otro día amaneció lloviendo asi que no tuvimos otra opción que quedarnos otro día desfrutando de las aguas termales. Ya a la noche nos mudamos del camping a enfrente, un lugar público donde pasamos la noche y al otro día bien temprano armamos las bicis y luego de desayunar en una plaza comenzamos a desandar los 87km que nos separaban de Tucumán.
Con la vagancia en lo de Fido
Alguno de los bichitos que nos cruzamos
Atardecer en la ruta
Sala de internación número 11
En el medio de la nada
De izquierda a derecha: Romualda y Madariaga
Cocinando
Uno de los tantos telares artesanales que cruzamos
Con Emma a la salida de Loreto
Con Cira y su familia en Santiago
Con Adrián y Cira en su casa
Por antiguos túneles de Santiago
Con Gabriel en el Cristo de Santiago
La despedida de la gran familia Perez
Qué vida complicada! En las termas de Río Hondo
Aprovechamos para saludar y agradecer a toda la gente que sigue el blog, entre ellos los del colegio Pio XII de Necochea, que aunque no comentan nos enteramos que nos vienen siguiendo.
También aclaramos que no respondemos los comentarios por falta de tiempo, pero los leemos con gusto.
Sala de internación número 11
Pedaleando por El 49
De izquierda a derecha: Romualda y Madariaga
Uno de los tantos telares artesanales que cruzamos
Con Emma y Jessi en el cuartel, muchas gracias muchachos!
Con Cira y su familia en Santiago
Cira emborrachando a los ciclistas jaja
Por antiguos túneles de Santiago
Violando las leyes del museo
El famoso puente carretero de Santiago
Qué vida complicada! En las termas de Río Hondo
Aprovechamos para saludar y agradecer a toda la gente que sigue el blog, entre ellos los del colegio Pio XII de Necochea, que aunque no comentan nos enteramos que nos vienen siguiendo.
También aclaramos que no respondemos los comentarios por falta de tiempo, pero los leemos con gusto.