martes, 24 de abril de 2012

Santiago del Estero


  Luego de visitar Cerro Colorado retomamos la ruta 9 con la idea de cruzar a la provincia de Santiago del Estero. Llegamos a Villa María de Río Seco, último poblado cordobés, con la idea de almorzar y seguir viaje. Pero estábamos tirados escribiendo en la plaza y se acercó un pelado a conversar. Entre palabras nos enteramos que había llegado hace 18 años como mochilero desde Mar del Plata y que ahora tenía una pizzería. Cuestión que nos terminó invitando a comer una pizza a la noche así que ahí nomás desistimos de la idea de seguir viaje a Santiago.
  Ya a la tardecita cruzamos a comprar unas galletitas para el mate en un super. El encargado, que estaba afuera, al ver las bicis se acercó a conversar, y sin más motivo que el de ayudarnos se comprometió a conseguirnos donde dormir. Pasado el rato se cruzó a la plaza y nos dijo que lo acompañemos a la pensión de doña Rita, que él nos pagaba la noche. Así que bue… nos instalamos y a las 21:30hs nos fuimos a lo de Fido a comer la pizza. Resulta que la pizzería funcionaba solo como delivery y además era el centro de reunión de la vagancia río sequense. A la pizza la sucedieron las cervezas y a estas el vino con pritty (gaseosa cordobesa). Cuestión que terminamos volviendo como a las cuatro a la pensión a tratar de entrar sin despertar al viejerío. ¡Qué difícil!
  Al otro día amaneció lloviendo así que aprovechamos para dormir un rato más y actualizar el blog en una escuela cercana en la que nos prestaron una compu a cambio de contar nuestra experiencia a los chicos en la formación. Luego si arrancamos para Santiago por unas bravas lomas con un paisaje de palmeras a sus costados. ¡Si si palmeras! Ese día llegamos a Ojo de Agua ya a la tardecita, y allí comenzó nuestra habitual odisea por conseguir un alojamiento gratuito, que en este caso terminó, luego de varias paradas y ya de noche, en el hospital donde luego de dos horas de burocracia y ya cansados terminamos durmiendo en una sala de internación.
  De allí, muy ingenuos los muchachos, partimos así nomás con agua y comida para el día con la idea de llegar al próximo pueblo pero resulta que el próximo pueblo era Loreto a 160km cruzando las salinas.
Por suerte algunos pueblecitos y ranchos había así que luego de 50km, con una lluvia incluida al medio, llegamos a El 49, un pequeño pueblo bastante pobre con todos ranchos de barro y los chanchos y gallinas cruzando tranquilamente por sus calles de barro. Los restos de la vía del ferrocarril cruzaban por el medio del pueblo. Allí entramos a un bolichón para comprar algo de comida pero nos terminaron invitando a una sopa de gallina. Almorzamos con los viejos quienes nos contaron de la presencia del mal de chagas y demás problemas a los que se enfrentan cotidianamente. Ya con la panza llena cargamos las cantimploras en la única canilla de agua potable del pueblo y salimos nuevamente a la ruta. El sol cayó y nosotros estábamos en el medio de la nada. Acampamos en un claro de barro entre los captus y otras plantas de la zona. Para todos los que dicen que nunca armamos la carpa vean que a veces también acampamos en el medio del campo, y tiene su encanto eh! Con el silencio y el cielo totalmente limpio para observarlo.
  Al otro día, sin agua y sin desayuno, arrancamos a pedalear. El hambre, el silencio y el sol nos acompañaron unos cuantos km. Al visualizar un rancho nos pusimos contentos y allí fuimos en busca de agua. Una señora muy amable metió un balde en el aljibe y nos llenó las cantimploras así que le pegamos derecho hasta el medio día cuando en otro caserío encontramos un lindo almacencito donde le pudimos tirar un sólido al triperío que ya venía quejándose. Luego si, esa tarde llegamos a Loreto, comimos unas galletas con mate en la plaza y nos dirigimos a la iglesia donde el cura nos dijo que no tenía lugar para hospedarnos porque estaban arreglando su casa pero que pasemos al rato que veía que podía hacer. Así fue, pasado el tiempo volvimos y nos dijo que ya había hablado con la caminera y que podíamos acampar allí. Fuimos y los milicos nos dijeron que nadie había hablado pero que podíamos acampar enfrente. No conformes volvimos al pueblo y un muchacho nos chifló y nos invitó una cerveza. Conversando resultó que uno de los presentes era bombero y nos consiguió hospedaje en el cuartel. Este era sencillo, solo un galpón y una casilla de madera, pero nuestro anfitrión Emma y su novia Jessi nos trataron de primera, nos cocinaron y a la otra mañana nos hicieron probar los auténticos rosquetes de Loreto. Luego Emma nos acompañó hasta la salida del pueblo y tras una foto y despedida seguimos con rumbo a Santiago.
  Almorzamos unas pizzas en un boliche en Arraga y ya a la tarde llegamos a Santiago donde nos dirigimos a la panadería de Sonia, hermana de una familia amiga de Necochea. Ella nos llevó a lo de su madre, Cira, donde tomamos unos mates con tortilla, pancacho, chipaco y demás panes locales y fuimos conociendo al resto de la familia. La idea era descansar un día y seguir pero la lluvia y la hospitalidad de Cira y su flía lo impidieron y nos hicieron quedar unos días más en los que compartimos muy buenas comidas en familia, dormimos cómodos, lavamos ropa, miramos algunas películas y conocimos la ciudad de Santiago con sus historias y leyendas gracias a Adrián, uno de sus hijos.
Una tarde conocimos a Viki, una austríaca que andaba de viaje por América y ahora hacía dos meses que permanecía en Santiago trabajando en comedores barriales, y como era cliente de Sonia se enteró de nosotros. Ella nos invitó a una clase de alemán que iba a dar en un colegio así que allí fuimos con Adrián.   Luego le devolvimos la invitación con unas cervezas.
Ya el viernes y cargados de mercadería regalada por Sonia logramos despegar de Santiago y arrancamos cerca del medio día con la idea de llegar a Termas de Río Hondo. El camino se hizo largo y nos agarró la noche 10km antes de llegar asi que tuvimos que pernoctar en una YPF.
  Ya si a la otra mañana llegamos a Termas donde luego de averiguar en varios camping nos instalamos en el más barato. Después de casi un mes y medio de viaje por primera vez pagamos por dormir. Pasamos el resto del día metidos en las aguas termales del camping. ¡Un espectáculo! Al otro día amaneció lloviendo asi que no tuvimos otra opción que quedarnos otro día desfrutando de las aguas termales. Ya a la noche nos mudamos del camping a enfrente, un lugar público donde pasamos la noche y al otro día bien temprano armamos las bicis y luego de desayunar en una plaza comenzamos a desandar los 87km que nos separaban de Tucumán.

                                       Durmiendo cómodos en la pensión gracias nuestro amigo Santiago

                                                Con la vagancia en lo de Fido




                                                            Camino a Santiago


                                                       Se envejeció Santi

Alguno de los bichitos que nos cruzamos

                                                            Atardecer en la ruta

                                                        Sala de internación número 11

Pedaleando por El 49

                                                           En el medio de la nada

                                     De izquierda a derecha: Romualda y Madariaga



                                                                       Cocinando

                                                    Uno de los tantos telares artesanales que cruzamos

Con Emma y Jessi en el cuartel, muchas gracias muchachos!

                                                                     Con Emma a la salida de Loreto

                                                             Con Cira y su familia en Santiago

Cira emborrachando a los ciclistas jaja

                                                      Con Adrián y Cira en su casa

                                               Por antiguos túneles de Santiago
       
Violando las leyes del museo

                                                        Con Gabriel en el Cristo de Santiago

El famoso puente carretero de Santiago

                                                    La despedida de la gran familia Perez

                                                   Qué vida complicada! En las termas de Río Hondo



Aprovechamos para saludar y agradecer a toda la gente que sigue el blog, entre ellos los del colegio Pio XII de Necochea, que aunque no comentan nos enteramos que nos vienen siguiendo.
También aclaramos que no respondemos los comentarios por falta de tiempo, pero los leemos con gusto.

miércoles, 18 de abril de 2012

Por las sierras de Córdoba


  Se largó la tormenta y como es costumbre la carpa la habíamos armado así nomás, con pocas estacas y muy flojita, consecuencia: el agua entró en la carpa. “¡La puta madre!”. Segunda consecuencia: hubo que salir de la bolsita, meter las patas en el barro y trasladar el tolderío a una especie de porche o entrada del club comunal de Alpha Corral. La lluvia no cesó en todo el día asique los libros nuevos y la bolsa de dormir que le había regalado el día anterior el papá de Lucas nos vinieron como anillo al dedo. Por suerte la policía no se percató de nuestra presencia “invasora”  y pudimos pasar el día y la siguiente noche protegidos de la tormenta.
  Por fin, luego de varios días sin pedalear y ya extrañando la ruta, volvimos al ruedo. Pero la ruta estaba distinta, le habían salido algo así como unos chichones, ¡qué lomas!. Como si esto fuera poco los tipos se dieron el lujo de pedalear 20km de sierras por el camino incorrecto. Luego si por caminos rurales con tremendas subidas pero con sus consecuentes vistas del paisaje llegamos a Río de los Sauces, un tranquilo pueblecito al costado del arroyo donde pasamos el resto del día y pernoctamos.
  Luego de unos amargos con pan y dulce salimos al camino. Este fue muy duro y cansador, con unas subidas y bajadas pronunciadas, muchos pozos y piedras de punta y un solaso pegando en el medio del lomo. Pero tuvo su recompensa en el paisaje, más desértico cuando tomaba altura y lleno de vegetación, con flores y mariposas, cuando el camino bajaba hacia los múltiples arroyos. Nos llamó mucho la atención la cantidad y calidad de corrales de piedra que había en la zona.
  Por fin retomamos el asfalto y tras un almuerzo con su respectiva siesta al lado de un diquesito en La Cruz, llegamos hasta Embalse Río Tercero. ¡Señor dique! Muy imponente. Allí conocimos, sacamos fotos, merendamos y tras unos tragos de fernet convidados por un pesado porteño sabelotodo pedaleamos hasta Villa El Dique donde pasamos la noche en el cuartel de bomberos, previa degustación de la cerveza Córdoba.
  Entre lomas y prolijas cabañas llegamos a Villa General Belgrano con la idea de hacer noche allí. Sus lujosos restaurantes y puestos cerveceros nos dieron una vista panorámica del nivel al que se manejaba la ciudad, asique comimos unas frutas en su plaza y huimos. En la ruta encontramos un hombre con la goma del auto pinchada. Le ofrecimos ayuda y el corajudo la acepto. Santi le cambio la goma y tras una pequeña resistencia protocolar aceptamos los $30 con que se jugó. Con el día salvado seguimos subiendo hasta el Dieque Los Molinos, más pequeño que el anterior pero más encajonado y con una muy buena vista desde la altura de la ruta. Luego de probar el queso y salamín local en varios de sus puestos (no paran de ofrecer muestritas y nosotros no paramos de aceptarlas) y de bajar hasta la base del murallón por una larga escalera, ya a la tardecita, llegamos cansados a Villa Ciudad de América, donde conseguimos para tirar la carpa en el tinglado del polideportivo local.
  Luego de desayunar bajamos los 30km que nos separaban de Alta Gracia, donde nos encontramos otros tíos, pero en este caso de Santi, con los que tomamos unos mates a orillas de El Tajamar, lago artificial construido por los jesuitas en la ciudad, y después de unas pizzas fuimos a visitar la antigua casa de El Che, donde paso su infancia, hoy convertida en museo.
  Esa tarde los tíos regresaron a Córdoba y quedó Agus, primo de Santi, con el que acampamos a orillas de un arroyo y  guitarreamos un buen rato bajo un cielo estrellado y la luz de la luna filtrándose entre las ramas.
  Al otro día, luego de que Agus se tomara el colectivo a Córdoba y nosotros pedalearamos 25km, apareció Nano, tío de Santi, quien nos acompañó los 25km restantes hasta su casa para no perdernos en la gran ciudad. Esa tarde descansamos y terminamos la noche brindando con los parientes. El domingo descansamos uno del otro y cada uno pasó el día con sus respectivos tíos cordobeses.
El Lunes preparamos las bicis y las mentes para un día de lluvia ya que eso decían los pronósticos. Pero para cuando logramos salir de Córdoba (sus cruces, circunvalaciones, rulos y rotondas nos tenían como hámster en un laberinto) el cielo ya había despejado y el sol volvía a pegar en el lomo. Luego de 60km, con su respectivo break literario al medio, llegamos a Jesus María, sede del gran festival nacional de doma y folklore donde, para no perder la costumbre, nos hospedamos en el cuartel de bomberos. Esa noche cenamos unas pizzas y unas cervezas en la plaza mientras escribíamos el diario.
  Al otro día llegamos hasta Simbolar, pequeño pueblo de 400 habitantes, donde preguntamos en un almacén al costado de la ruta si había una iglesia en el pueblo. La gente nos dijo que la iglesia permanecía cerrada pero que podíamos preguntar si nos dejaban pasar la noche en la comisaría, y nos indicó cómo llegar. Cuando estábamos saliendo el hombre nos chifló y nos dijo que dos casas a la izquierda del almacén su hermano estaba construyendo una casa y podíamos pasar la noche allí. Nos acompañó, nos mostró la casa, nos llevó un alargue desde su casa con una lámpara y una manguera. Luego nos calentó agua para el mate y nos regaló facturas. Cuando estábamos armando la carpa regresó y nos invitó a cenar a su casa con su familia, Los Correa. Allí fuimos y cenamos milanesas con puré, guitarreamos un rato y nos volvimos a acostar. La construcción estaba toda oscura y daba una ventana a la calle donde alumbraba la luna, en un cielo estrellado, detrás de un árbol pelado, cual si fuera un cuadro colgado en la pared de la construcción.
  Nos levantamos a las 8:00hs. Armamos las bicis y luego de mates con facturas y una foto con la familia, nos despedimos y nos largamos a la ruta. Cuando frenamos a almorzar en el pequeño pueblo Santa Elena vimos los carteles de los pueblos cercanos (Cerro Colarado 12km. Caminiaga 30km) y empezamos a relacionar con la conocida chacarera:
Caminiaga, Santa Elena,
El Churqui, Rayo Cortado,
No hay pago como mi pago
¡Viva el Cerro Colorado!
Dedujimos que evidentemente allí había vivido Don Atahualpa Yupanqui. Averiguamos y confirmamos nuestra hipótesis. Atahualpa había elegido aquel cerro para vivir y su casa hoy permanecía como museo. Cambiamos los planes y la ruta y nos desviamos para allí.
  El trayecto fue muy duro, el guazo (como dicen en Córdoba) había escondido bastante el rancho, pero valió la pena el esfuerzo. Aprendimos bastante sobre este gran músico y poeta argentino. Luego de hacer noche en el camping municipal partimos con la idea de ya cruzar para la provincia de Santiago del Estero…
                                                                           Atardecer en Alpa Corral

                                                                           Suelen aparecer
                      
                                                              Cenando en Río de los Sauces

El particular puente de Río de los Sauces

                                                                           Camino fiero si los hay

Un saludo a todos los que me conocen

                                                                              Nuestra amiga la ruta

A mi también me sale caminar

                                                                     Embalse Río Tercero

Monstruoso puente en Embalse Río Tercero

                                                                            El perfil de un dandi

Volveremos como ingenieros y con dinero, por ahora croteamos

                                                          Dique Los Molinos

Con el primo Agus en el museo de El Che

Con Nano

                                     Con la flía Piai: Facu, Nano, Adri, Nacho, Agus y Fran


                                     Mural en el campo de domas de Jesús María, representativo del viaje

Con la familia Correa en Simbolar, claro ejemplo de la foto anterior

Llenando el tanque

                                                                     El Cerro Colorado

                                                          Con las cenizas de Atahualpa

De izquierda a derecha: Madariaga y Romualda en la Capataza de Atahualpa

La casita del guazo

                                    En el Cerro Colorado, visto desde la casa de Atahualpa



Aclaración: se nos desconfiguró la cámara y nos quedaron mal las fechas de las fotos, no se confundan. Son todas fotos del viaje, no le presten atención a las fechas.
Otro tema es que Santi perdió su celular en el camino pero encontró otro. Nuevo número: 223 5454403

viernes, 13 de abril de 2012

Familia

  Habíamos quedado en la plaza de Río Cuarto, donde Jorge nos indicó cómo llegar y hasta allí pedaleamos por las calles de la ciudad. La familia nos esperaba con su casa preparada para recibirnos. Al rato ya se enteró el resto de la flía asique esa noche, previa nota para la T.V., terminamos comiendo unos buenos choripanes con todos.
  El día siguiente lo dedicamos a los primos, mates, juegos, buñuelos de abuela, plaza, guitarra, esporádicos mates de Caro, y esa noche terminamos cenando unos tallarines amasados por Martín, otro primo. 
  Un día de suerte: llegamos temprano al hospital y averiguamos sobre la vacuna de la fiebre amarilla, temiendo por Romualda y Madariaga que quedaban atadas afuera. Allí nos comentaron que el cupo mínimo para vacunar era de diez personas, y hasta el momento había sólo cuatro anotados. No nos quedó otra que dejarles nuestro número de celular, con la esperanza de que se complete el cupo antes del viernes que partíamos. Saludamos a las simpáticas enfermeras y salimos a la calle, dónde permanecimos unos minutos deliberando qué hacer y cuando ya arrancábamos para el centro a canjear unos libros apareció una agitada enfermera a avisarnos que justo se había anotado una familia de cuatro,” asique preparen el brazo muchachos”.
  Ese día nos trasladamos a lo de Susana y Franco, otros tíos con los que almorzamos, pasamos la tarde y a la noche no tuvieron otra opción que jugarse con un pollito al disco acompañado, como no podía ser de otra manera aquí en Córdoba, con un Fernet.
  A la mañana siguiente un simpático Franco nos tuvo dos horas al sol limpiando unos pejerreyes que luego comimos fritos al medio día. Cómo si esto fuera poco a la tarde nos tuvo de empleados en su mercado. Conclusión: esa noche migramos a lo de la tía Silvina, que nos esperaba con ñoquis por ser 29.
 El Viernes fuimos a ver a El Resto, banda cuartetera río cuártense, como para seguir entrando en el ambiente cordobes y finalmente el Sábado partimos hacia las sierras con la flía de Silvina. Allí pasamos el día disfrutando del río, el paisaje y la flía, y luego de cenar un rico y abundante guiso al disco que se mandó el tío Marcelo y guitarrear terminamos amuchándonos nueve almas en media Trafic (porque el resto estaba con los bártulos) para pasar la noche. ¡Qué risa!.
  Contracturados y mal dormidos desayunamos frente al río y ya nos fuimos al agua, de donde prácticamente no salimos hasta la noche, ya que durante la tarde hicimos una “expedición” río abajo escalando entre las piedras y nadando en pozones u ollas de agua cristalina escondidos entre altas barrancas de piedras. Un tanto peligroso pero ¿quien nos quita lo bailado?.  La mañana siguiente ellos volvieron a laburar a las 7:30hs. Y nosotros quedamos con una amenaza de tormenta sobre nuestras cabezas.


Pedaleando por las calles de Río Cuarto



Jugando con los primos

                                                               Martín amasando


Cantando manuelita

                                                    El jinete Jorge montando a Madariaga


Con Jorge, Valeria, Milagros y Diego (Pía huyó)

                                                       Limpiando pescado

Con Franco, Susana, Samuel, Sofía y Delfina

                                                        Ayudando en el lavadero de la tía




                                                             Propaganda

 Familia

                                                    El tío en el río


Tarzan? Cristo redentor? Judás? Un ciclista? Vaya a saber...


                                                          Disfrutando de los pozones




Con Lulo

El guisazo que se mandó el tío